Uno de los mayores problemas que aquejan al ser humano, en plena modernidad, está relacionado con sus propios inventos para facilitar la vida y agilizar la movilización: ¡El vehículo! Transitar por las ciudades se ha convertido en una tortura y para quienes deben conducir, hacerlo genera los niveles más altos de estrés. ¿Por qué resultamos de una década a otra, metidos en semejante complicación? ¿No estamos, acaso, en el mundo de la planeación y la prospectiva donde todo se puede preveer?
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